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Con el sexenio a contrarreloj, a Su Alteza Serenísima se le agotan los pretextos para justificar el incumplimiento de promesas de campaña. Su campaña personal.

Y recicla ofertas e insiste en culpar al pasado. Hoy es el turno de la oligarquía que dice mandaba en el pasado, aunque vigente con él como jefe de los poquitos que mandan en el país.

Una oligarquía barnizada con pinceladas que no brochazos de pobreza franciscana que se da vida de pachá.

Las camionetotas, los banquetazos, las casotas, los trajes bien cortados y mal portados, la praxis de impulsar y solventar conciertos multitudinarios y de a grapa dedicados a simpatizantes y malquerientes, que son pivote manipulador. ¿A poco no?

Pero, ¿sabe usted qué se agota a los mexicanos en este tránsito de los últimos meses del gobierno de la 4T que nadie entiende?

¡La fe!

En aquellos días del arriba y adelante, a problemas y urgencias de diversa naturaleza, el licenciado Luis Echeverría Álvarez encontraba respuesta inmediata con la creación de fideicomisos, fondos o comisiones especiales, por de pronto echaba mano de la cartera.

¡Vaya tiempos! Los de la foto con los pobres y desamparados, los habitantes de zonas miserables junto al licenciado Echeverría Álvarez que a todos sonreía y abrazaba y prometía sacarlos de ese status en el que, a la distancia de medio siglo envejecieron o murieron y, hoy, sus descendientes son los clientes de Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I.

Sí, el licenciado presidente que, a viudas y deudos de mineros fallecidos en las tragedias de Pasta de Conchos y Pinabete, dispuso entregar recursos que promedian 500 mil pesos por trabajador accidentado y enterrado en las minas colapsadas.

Y un memorial…

¡Ah!, pero en el caso de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, eso no funciona e incluso lo rechazaron los padres y madres de los estudiantes cuando el Primer Tribunal Colegiado del Décimo noveno Circuito, con sede en Tamaulipas, el 4 de junio de 2018 resolvió una indemnización pecuniaria de 500 mil pesos por cada familia.

¿Entonces?

En la mañanera de inicio de semana, ayer lunes en el octavo aniversario de ocurridos los hechos en Iguala, Guerrero, Arturo Contreras, reportero de Pie de Página, refrescó la memoria al licenciado presidente.

“Los padres y madres de familia de los estudiantes de Ayotzinapa pues han estado perdiendo un poco la fe y la esperanza en la Fiscalía General de la República, un poco ya por lo mencionado de las 21 órdenes de liberación del proceso del fin de semana, un poco también porque solicitan que se abra toda la información del Ejército y no se está abriendo.

“Entonces, ¿hay algún tipo de garantía para los padres de familia de que la Fiscalía General de la República en verdad va a actuar en el caso, que no se va a quedar impune?”, preguntó Arturo Contreras.

¿Qué respondió el Santo Patrono de los otros datos? ¡Acertó! Otra promesa, compromiso de campaña.

–No –respondió Andrés Manuel I–. Siempre van a tener atención respetuosa de parte de nosotros y no vamos a dar carpetazo al asunto, pienso que se dio un paso importante y que de esas detenciones que se hicieron y del proceso que se abre va a salir más información. Y vamos a seguir adelante y vamos a seguir buscando a los jóvenes, y escuchándolos y abriendo archivos, todo, sin ocultar nada, y así se ha hecho, lo que pasa que hay quienes no quieren que se aclaren las cosas.

Rollo presidencial. Es el mismo compromiso que Su Alteza Serenísima hizo desde el 1 de diciembre de 2018 y que antes había ofrecido a los padres y madres de los normalistas. Nada nuevo. Nada.

Hay tantas evidencias de lo ocurrido aquella noche de septiembre de 2016, que sólo no lo investiga a profundidad quien no quiere hacerlo. De ello culpa Alejandro Encinas a Jesús Murillo Karam y por eso lo tiene en chirona.

Pero el licenciado presidente reaccionó a la ofensiva respecto de las 21 órdenes de aprehensión que la Fiscalía General de la República pidió al juez dejar sin efecto. Férrea defensa del ejército al que él descalificó en su momento y hoy ocupa en tareas que no son de su competencia. Pero…

“‘Fue el Ejército’, sí, se está actuando, pero el Ejército es una institución. ¿Quiénes fueron los que participaron de manera directa, indirecta? ¿Quiénes deben ser castigados? Eso es lo que estamos haciendo. Pero no: ‘Ah, todo el Ejército’. ¿Qué quieren? ¿Que se debilite nuestro Ejército? ¿En beneficio de quién?”, puntualizó molesto Andrés Manuel I.

Nadie ha pedido, que se sepa, actuar en contra de todo el Ejército Mexicano ni siquiera como él, el licenciado presidente, pretende inferir del rechazo de la oposición legislativa a aprobar el famoso 5º transitorio constitucional para extender por cuatro años más la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.

Y, al punto del encabronamiento preguntó a la audiencia en la mañanera de ayer lunes:

“¿Qué quieren? ¿Un Ejército desprestigiado, para que entonces sí vengan las agencias del extranjero y sean ellas las que se hagan cargo hasta de la defensa interior o de la defensa nacional, como en otros países? No, no, no, tenemos que defender nuestras instituciones”, atajó Su Alteza Serenísima.

Sí, por supuesto, a una de las instituciones que en sus tiempos de opositor recalcitrante enemigo de Felipe Calderón mandó al diablo.

Cuestión de no sufrir ni aparentar amnesia. Pero he aquí la analogía que sonó a amenaza:

“Y este Ejército, lo he dicho muchas veces, surgió para combatir un golpe de Estado, para combatir a conservadores, a fifís, que se atrevieron a asesinar al presidente Madero, así surge este Estado… este Ejército”. ¡Recáspita, Andrés Manuel! ¿En serio? ¿Es anécdota?

Pero, bueno, bueno, no se me distraiga, porque el compromiso del licenciado presidente no varía. Dice que “(…) vamos a continuar haciendo justicia. Un abrazo a los papás, a las mamás de los jóvenes.” ¿Ya se hizo justicia?

Bueno, tal vez poquita justicia. Y bien haría Su Alteza Serenísima en abrir su pecho que no es bodega y que nos ilustre con la verdad de sus datos. ¿Será verdad histórica o histriónica?

Cheque usted:

“(…) Hay, como es natural, como es lógico, muchos intereses en juego. Hay quienes no quieren que se conozca lo que sucedió, tampoco que se castigue a los responsables. Hay quienes quisieran que nosotros falláramos, que no cumpliéramos nuestro compromiso de justicia.

“Hay quienes se benefician de administrar conflictos y tampoco quieren, aunque parezca increíble, que se resuelvan los problemas, pero tenemos una voluntad inquebrantable para que haya justicia, que no haya corrupción, que no haya impunidad y nada ni nadie va a detener este proceso de transformación del país”.

¡Zambomba!

Seguro, de que sabe, sabe. ¿Y si no de dónde aprendió a administrar conflictos? Ahí le va otra perla del desmemoriado licenciado presidente.

–¿Usted va a presionar a que se apruebe de una vez (la reforma al 5º transitorio)?—preguntó Dalila Escobar, reportera de Proceso.

–No, nosotros no presionamos a nadie –aseguró Su Alteza Serenísima–, aquí cada quien es responsables de sus actos, lo que no queremos es que siga la élite, siga una minoría decidiendo por todos, como era antes, la llamada clase política, que decida por todos, porque el pueblo no existe, porque pues existen los comentaristas de radio, de televisión, analistas, intelectuales.

O sea, señoras y señores, esa canija élite de los neoliberales y conservadores, oligarcas de antes fueron suplidos por los prístinos y honestos con 10% de experiencia de la clase política de la 4T, la minoría que hoy decide lo que se debe hacer en México. Bueno, la que atiende caprichos y deseos de Su Alteza Serenísima, el culto Duce al que paulatinamente le pierden la fe. ¿Y la esperanza? Digo.

sanchezlimon@gmail.com @msanchezlimon @sanchezlimon1